Al comienzo de la actual temporada de conciertos de la
Orquesta Sinfónica de Yucatán, Juan Carlos Lomónaco decía que no quitaba el
dedo del renglón en su propósito de traer a la Compañía Nacional de Danza a
Mérida, dada la cercana relación entre ambos. Si algo lo había impedido era el alto
costo de producción de un espectáculo de ballet.
“El Mesías” sería un buen candidato a cambiar esa situación:
su escenografía es mínima (unas cuantas bancas y un telón de fondo), el
vestuario lo forman variaciones de pantalón y camisa-blusa blancos (los bailarines usan el mismo desde el
comienzo hasta el final de la función) y la iluminación no requiere muchas modificaciones
a lo largo de los 80 minutos.
Y, sobre todo, la obra es bonita, bonita, bonita; Mauricio
Wainrot creó una coreografía que nos pone en sintonía con la belleza del
oratorio de Haendel que le sirve de base. Escuché decir a un asistente a la
última de las cuatro funciones de estreno de “El Mesías” que cada imagen que se
formaba era una escultura; realmente lo eran, esculturas móviles, dinámicas que
además transmitían la sensación de bienestar.
Si se animaran a invitar a la CND a Mérida para presentarla,
talento local podría ocupar el lugar del Coro y la Orquesta del Teatro de
Bellas Artes; después de todo la Sinfónica de Yucatán tiene experiencia tocando
“El Mesías” y el coro que dirige Luis Luna Guarneros, cantándola. Sí habría que
procurarse de cuatro voces solistas, pero entre todos los invitados que la OSY
ha tenido en su historia creo que no sería muy difícil encontrarlos.
Me dio gusto ver actuar de nuevo a dos de mis tres
bailarines favoritos de la CND y la respuesta del público a Juan Carlos
Lomónaco como el director concertador.
La CND agradece los aplausos a "El Mesías". |
El barítono Guillermo Ruiz. A su lado, Encarnación Vázquez, Conchita Julián, Alan Pingarrón y el bailarín Jesse Inglis. |
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