viernes, 22 de febrero de 2013

Amor en coro


El amor dulce, platónico, ése que se expresa en cartitas entre enamorados y poemas adolescentes fue el que predominó en la presentación del Coro de la Ciudad de Mérida del miércoles 20 en el Centro Cultural Olimpo.

Un amor concentrado en música de diferentes épocas y autores: el “Cántico de Jean Racine” y la pavana de Gabriel Fauré, el coro “A Dance of Young Girls” de la ópera “Príncipe Igor” de Alexander Borodin, “Blow Blow Thou Winter Wind” de John Rutter y el “Oboe de Gabriel” de Ennio Morricone, con la que se abrió el concierto y fue, por mucho, la interpretación que más disfruté en la hora de duración.

El cierre del programa, titulado “Con las cuerdas de mi canto”, lo concentraron los valses de amor de Johannes Brahms, que no sólo fueron cantados sino también recitados en alemán por uno de los jóvenes intérpretes y enseguida traducidos al español, la mayoría de las veces por un compañero varón y otras por una chica.

Las voces del coro se escuchan bien entrenadas y las obras seleccionadas son comunes en el repertorio coral por su belleza; sin embargo, debo decir que, con excepción del “Oboe de Gabriel”, las interpretaciones no me conmovieron, eché mucho en falta una actuación grupal con más sentimiento. Creo también que la dinámica del concierto no le favoreció, pues las pausas que se hicieron entre los valses para la recitación de los versos (a la que le faltó más enjundia tratándose de composiciones de amor) cortaron el ritmo de la presentación y la alargaron innecesariamente, pues en cada una de esas ocasiones los dos declamadores abandonaban su lugar en el coro y se colocaban ante atriles en el proscenio y cuando eran tres los recitadores la directora, la maestra Nidia Góngora Cervera, debía retirar su propio atril del centro. Los versos los llevaban escritos entre sus partituras, de manera que igualmente los podrían haber leído desde sus lugares en el coro.

También en esta parte hubo cambios en la distribución de las voces (a los mujeres se les pidió acercarse más al proscenio y, después, a los varones colocarse en primer plano y a las sopranos y contraltos, ubicarse donde por lo regular están los bajos y tenores), que, por lo reducido del escenario del auditorio y el número de cantantes (una treintena), se hicieron con lentitud.

Aunque el programa acreditó sólo a un pianista, el maestro Roberto Sánchez, al final la directora agradeció también la actuación musical del “maestro Carlos”.

El programa se repetirá el próximo miércoles 27, a las 9 p.m., en el auditorio del Olimpo. La entrada es gratuita.

La maestra Nidia Góngora Cervera se dirige al público antes de
la interpretación de los valses de amor de Brahms por el
Coro de la Ciudad de Mérida, en el auditorio del Olimpo.

lunes, 18 de febrero de 2013

Revive el Chupasangre


El “Drácula” de la Compañía de Danza Clásica de Yucatán no es una producción ostentosa ni de un nivel que pueda compararse con las que presentan agrupaciones con más recursos económicos y humanos, proyección e historia. Sin embargo, al salir de la función que se ofreció el viernes 15 en el Peón Contreras no lo hice con una sensación de desencanto, como ha ocurrido con algunas presentaciones anteriores de la misma compañía y otros grupos locales.


El espectáculo de dos actos, que llenó casi en su totalidad la luneta, platea y el primer nivel del teatro, tiene aspectos destacados en el contexto del ballet que se hace en el Estado:

  •  Trata un tema de probado atractivo que al menos en Yucatán no se había abordado en espectáculos de ballet. Esto en lo personal lo agradezco porque, aunque “El lago de los cisnes” es un favorito intemporal , no creo ser capaz de resistir una adaptación más de esta obra, de la que en los últimos meses en Mérida se han presentado versiones y más versiones. Además, "El Conde Drácula" es una creación propia, no la adaptación de un ballet que otros han bailado y que pudieran significar un inalcanzable punto de comparación para los locales.
  • El elenco de bailarines yucatecos está apoyado por cubanos que hacen evidente su escuela y tablas. El ejemplo más claro está en quien encarna a Drácula, Mayvel Miranda, quien además es autor de la coreografía junto con Adrián Leyva. Mayvel se desenvuelve con la siempre agradecida estampa del bailarín que tiene experiencia en los escenarios, está a la altura de los retos técnicos que él mismo se plantea en la obra e impacta cuando adopta el gesto violento, el rostro deforme del ángel caído al momento de atacar.
  •  El doble papel de Mina-Elizabetha en la función del viernes lo interpretó Tatiana Arcila, bailarina que sobresale por sus líneas y maneras estéticas y posee solvencia técnica.
  • Es notorio que sus autores conocen de estructura dramática. Mayvel y Adrián se basaron en la novela de Bram Stoker y la película de Francis Ford Coppola para desarrollar la trama, pero para narrarla en una hora debieron limitarse a los temas esenciales, que presentan en una secuencia que resulta comprensible.
  •  Aunque modesta, hay al menos la preocupación de representar con escenografía los diferentes ambientes de la historia: la iglesia del inicio, la casa de Mina y el castillo de Drácula. Incluso hay efectos especiales: una explosión detrás de una cruz cuando el conde abjura de su fe, humo que antecede a su aparición en el castillo y el uso de una polea para hacerlo “volar”.

Pero “Drácula” también tiene retos a superar:

  •  Crecer su elenco. En el saludo final salieron 14 personas a agradecer al público, incluyendo a Valentina Castro, la niña que aparece unos segundos en uno de los momentos más inesperados de la obra, digno del canal “Pánico”. Con una plantilla mayor de bailarines se podría ampliar las posibilidades de la coreografía y lograr mayor efecto en algunas escenas, como en el baile de invitados a la boda del conde y Elizabetha, en el que se presentaron sólo cuatro parejas.
  •  Trabajar más los personajes. Con excepción de Mayvel, a los demás bailarines les falta creerse –y transmitir- que son realmente quienes interpretan.
  •  La música de toda la obra es de carácter solemne, severo y después de una hora llega a agotar. Hubiera agradecido un cambio de ritmo en algún punto intermedio para relajar el agobio y retomar con más frescura el interés en la narración.


“Drácula” se estrenó en noviembre pasado en el Festival Anual de las Artes, ya estando la Compañía de Danza Clásica bajo la dirección interina de Juan González y Emmanuel Gutiérrez.



jueves, 14 de febrero de 2013

Vito Corleone no es (sólo) una pizzería en la Alemán


Siento una satisfacción perversa cuando el público le da la vuelta a las fórmulas comerciales. Cuando alguien dice que "la industria editorial está en crisis: los niños no leen"  y J.K. Rowling se convierte en la mujer más rica del mundo gracias a las historias de Harry Potter, el maguito que fue presentado a los niños en libros impresos de 400 páginas sin "figuritas". O como cuando por ahí aseguran que "el cine está en crisis: ahora para que una película interese tiene que ser en 3D" y se programan funciones de "El Padrino" que se llenan de espectadores veteranos y también veinte y treintañeros…

¿Qué tiene esta película de 40 años de edad y tres horas de duración que, sin más efectos especiales que los que hacen el maquillaje y la utilería y estar disponible desde hace mucho tiempo en televisión y formatos digitales, ha llevado a los meridanos a pagar por verla de nuevo en el cine en proyecciones especiales por el aniversario de su estreno (en marzo de 1972)?

Tal vez algo muy sencillo que mercadólogos, publicistas y empresarios con frecuencia parecen obviar cuando lanzan un producto a la conquista del mundo: que lo bueno es irresistible.


En una proyección esta semana de la película en Cinépolis de Plaza Las Américas, donde debía exhibirse hasta el miércoles 13 pero que por la respuesta del público lo hará hasta el jueves 21, la sala se vio llena en tres cuartos de su capacidad por espectadores que parecían tener edad suficiente como para haberla visto el año de su estreno y por otros que quizá la primera ocasión que escucharon mencionar a Vito Corleone fue en relación con la pizzería de ese nombre en la avenida Alemán y con el tiempo descubrieron al personaje.

No importó que se conociera bien la historia, que la forma de hablar y los modos de Don Corleone se hayan repetido y parodiado hasta el aburrimiento, que la imagen del Padrino escuchando al oído la solicitud de Bonasera se haya reproducido hasta el desgaste: el momento en que por primera vez se vio de frente a Marlon Brando fue electrizante y motivó alguna conmoción en un espectador cercano. ¿Quién puede culparlo? Era tal su aura de artista y la huella que dejaba en sus interpretaciones que no habiendo aparecido ni siquiera en la mitad de las escenas de “El Padrino” es este actor y su personaje los que definen la película.


Pero aun con Brando (y la música de Nino Rota y la dirección de Francis Ford Coppola y...) la cinta quizá no hubiera llegado tan lejos sin una historia que no por ubicarse en la década de 1940, tratar de inmigrantes italianos y abundar en violencia no se puede relacionar con el público anónimo que la observa, porque qué hay más común a la naturaleza del hombre universal que el deseo de respeto, de poseer más, de proteger a los suyos, de lograr sus propósitos por cualquier medio y, después de todo esto, disfrutar la tranquilidad y la seguridad de lo que tiene a bien llamar hogar.

A los mexicanos del siglo XXI “El Padrino” nos puede parecer muy actual con su lucha por el dominio de negocios ilícitos que entonces se llamaban licor y juego y ahora, narcotráfico o rutas de inmigrantes. Qué irónica resulta para nuestra época la opinión de Don Corleone de no participar en la distribución de droga por sus daños para el individuo y la sociedad, y su ofrecimiento de no vengar la muerte de su hijo con tal de que se detuvieran los asesinatos entre las familias. Ah sí, un grandísimo hijo de puta con corazón de oro.



viernes, 8 de febrero de 2013

Un mundo fantástico


Mi abuela materna creció en una comunidad del sur de Yucatán. Sabía hablar maya porque estoy convencida que alguna vez la escuché conversar en esa lengua. Pero su conocimiento no llegó a sus nietas y con seguridad tampoco a su hija, porque no recuerdo que mi mamá dijera más palabras en maya que las que el promedio de los habitantes de la capital conocemos.  Tal vez tenía la idea que aun ahora se mantiene: que en entornos urbanos como Mérida sienta mejor comportarse como catrines y hablar sólo en castellano.

También recuerdo escucharle decir cosas que nadie más me ha dicho y en las que parecía creer profundamente: que no es bueno dejar abiertas las puertas de los clósets porque es  una invitación a entrar a la muerte, que no debía jugar a saltar a una persona acostada en el piso porque le estaba robando años de vida y que no tratara de conocer la estatura de alguien midiéndolo con una cinta métrica porque era tomar la medida de su ataúd.

Visto a la distancia, ya que no podía hacerlo la lengua era ese conjunto de creencias lo que vinculaba a su descendencia con la cultura del pueblo originario de Yucatán, una que afirma que el mundo visible y tangible marcha en paralelo a una zona de penumbra llena de misterios y que sigue viva incluso después del tamizado que le han hecho las doctrinas europeas.

Esa sensación de estar ante un universo extraño y fantástico la tuve al leer  “La mujer sin cabeza y otras historias mayas”, libro en el que José Natividad Ic Xec reúne leyendas y anécdotas que nos exponen a la forma de pensar y vivir de las comunidades indígenas, donde los brujos que se transforman en animales o waayes (waay peek, waay mis…) son tan reales como cualquiera que desempeña su oficio a la luz del día; hay protocolos para ganarse el favor y el perdón de los señores de los montes y los aluxes, y una mirada puede desencadenar males físicos.

Otras historias -27 en total en 109 páginas- nos ofrecen ejemplos de la efectividad de saberes a los que la sociedad del siglo XXI está volviendo a recurrir: la herbolaria y otros remedios milenarios para tratar desde mordeduras de serpientes hasta verrugas. En lo personal me resultaron especialmente interesantes las narraciones sobre el conocimiento de los curanderos para atender mordeduras de víboras, al punto de haber salvado a víctimas de esos animales que sólo empeoraban en hospitales de la capital del Estado.

"La mujer sin cabeza y otras historias mayas" es una edición del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) y se presentó en diciembre pasado. El autor es también el creador de “El Chilam Balam”, un proyecto de difusión de la cultura maya al que se puede seguir con ese nombre en Facebook y Twitter y en la web elchilambalam.com.

Portada del libro "La mujer sin cabeza y otras
historias mayas" de José Natividad Ic Xec.

"La mujer marcada con la muerte" narra las consecuencias de
una mirada de apenas una fracción de segundo.

martes, 5 de febrero de 2013

Circo a la manera de Canadá



Al  Cirque du Soleil hay que agradecerle su contribución a ampliar el formato del circo. La compañía canadiense lo transformó de un espectáculo de proezas físicas la mayor parte del tiempo inconexas y a cargo de personas a veces hábiles, a veces no, para conectarse con el público a una representación escénica en la que la poesía visual es tan importante como la aptitud para manipular varios aros o pelotas a la vez.

No debe ser casualidad entonces el origen canadiense de Tour de Cirque, que el domingo 3 presentó su espectáculo en la Concha Acústica del Parque de las Américas: una pareja de chico y chica atraviesa diferentes etapas en su relación (el cortejo, la declaración, la vida en común) que le sirven de excusa para hacer trucos de magia y de manipulación de varios objetos al mismo tiempo.

Los trucos son sencillos, incluso bastante comunes (desaparecer un objeto en la mano o bajo sombreros, extraer una tira de papel inusualmente larga de la boca, lanzar pinos en secuencia a gran velocidad), pero a juzgar por la atención del público, entre ellos niños, y las risas de un espectador adulto que seguía la función cerca de mí se trata de clásicos que no pierden vigencia y seguirán asombrando no importa cuántas veces se vean.

A pesar de que la pareja es canadiense, los momentos de humor de su representación son comprensibles por universales, si acaso a los más pequeños podría escapárseles el sentido de la broma de la chica que, una vez oficializada la relación sentimental, llega a casa del novio y la va decorando con los adornos que a ella le gustan y a él evidentemente no.

Música, entre otros, de Louis Armstrong, Bing Cosby y “Cantando bajo la lluvia” acompañan varias de las escenas de la presentación, que por sus recursos modestos quizá no sea para un gran teatro, pero que en definitiva es simpática y deja una sensación agradable.




Cuatro momentos de la presentación de Tour de Cirque en
la Concha Acústica del Parque de las Américas.


viernes, 1 de febrero de 2013

Ambulantes entran al cine


Evelia solloza cuando recuerda la vez que le preguntaron: “¿De qué te sirvió ser el mejor promedio del Cecyt?”. Su historia pudo ser una de superación, la de una chica de escasos recursos de Felipe Carrillo Puerto (en el municipio de Champotón, Campeche) que llegó lejos después de graduarse como la estudiante más avanzada de la clase de Laboratorista en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos.

Pero hoy Evelia trabaja en una papelería de su comunidad. Su deseo de continuar su formación no llegó lejos, ni siquiera a la cabecera municipal
-donde veía más viable seguir estudiando-, porque no podía cubrir la inversión en pasajes, la renta de una habitación, la comida, el material escolar… Así que se quedó en Carrillo Puerto, donde aún confía en que le llegará la oportunidad de seguir preparándose.

Evelia es una de las personas a las que sigue la cámara de “De tres… uno”, documental realizado por participantes en la primera edición de los talleres Ambulante Más Allá, proyecto de capacitación de nuevos realizadores en el género. Intencionalmente se procuró que los beneficiarios fueran habitantes de zonas alejadas de las capitales en Yucatán, Campeche y Chiapas.

Por iniciativa de los yucatecos que integran la primera generación de Ambulante Más Allá los documentales se están exhibiendo en la Cineteca “Manuel Barbachano Ponce” del Teatro Armando Manzanero. Anteanoche se proyectaron dos trabajos de Campeche: “El futuro en nuestras manos” y “De tres… uno”. Este último evidencia la desconexión de las políticas educativas con la realidad del país al ofrecerse títulos técnicos en Informática, Físico Matemático y  Laboratorista a jóvenes que viven en comunidades rurales, donde la supervivencia está ligada al campo. Los propios estudiantes se cuestionan los beneficios de estudiar el bachillerato técnico en esas especialidades si en su comunidad no tendrán oportunidad de ejercerlas. Uno incluso recuerda que del campo sí se puede vivir, siempre y cuando se sepa trabajar.

"De tres... uno" (foto de Ambulante Más Allá).
El título del documental, que dirige Eloi Chávez, alude al seguimiento de tres casos:  Evelia, Andrés, quien abandonó el Cecyt para ayudar a su papá, y Tony, a quien parece sonreírle el éxito académico, lo que no le impide ser crítico del sistema.  La presentación de los testimonios es fluida y hábil para atrapar el interés del espectador. Una escena en particular me pareció reveladora y visualmente hermosa: cuando los estudiantes en uniforme caminan frente a la cámara y al fondo se ven modestas casas en un camino de terracería.

A diferencia de “De tres… uno”, que  dura 29 minutos, “El futuro en nuestras manos”, dirigido por Sara Oliveros, es un documental breve, de sólo ocho, lo que se comprende por su formato, que exige del espectador un esfuerzo de concentración: transcurre en “silencio”, los únicos sonidos son las risas y escasas palabras que se dicen los protagonistas entre ellos y las voces de la selva de Calakmul. No se necesita más para acompañar las imágenes, chocantes y violentas al exponer la contaminación de la zona -que tiene estatus de reserva de la biosfera- y el devenir de tres niños que sobreviven pepenando en el basurero municipal de Xpujil.  Qué escandaloso es ver al camión de la basura expulsando sus desechos en el tiradero, una remisión al acto de defecar, lo que no está muy lejos de ser cierto.

Al final de las proyecciones de anteayer se escucharon comentarios de José Luis Domínguez Castro (en vídeo) y el cineasta Óscar Urrutia, quien elogió la producción y efectividad de los documentales. Se informó que los trabajos de Ambulante Más Allá se proyectarán de nuevo el 10 de marzo en la sala 6 del Centro de Convenciones Siglo XXI, en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán.

"El futuro en nuestras manos" (foto de
Ambulante Más Allá).