jueves, 9 de julio de 2015

Un yucateco en la Segunda Guerra Mundial


Portada de "El nido del cuervo",
de Iván Espadas Sosa

Cuando llevaba leído un par de párrafos, pensé que a “El nido del cuervo” había que agradecerle la osadía de ser una novela ambientada en la Segunda Guerra Mundial.

No sé si ustedes tienen esa percepción, pero a mí me parece que el lugar de nacimiento o residencia llega a actuar como camisa de fuerza para los creadores artísticos. ¿Naciste en Yucatán?, entonces se espera que escribas, pintes o cantes sobre la cultura maya, las costumbres de tu tierra o lo pintoresco de sus paisajes. ¿Naciste en México?, entonces te corresponde hablar del narcotráfico, los fraudes electorales, los cinturones de pobreza… Y si vas a abordar temas más universales, digamos las relaciones de pareja o en una familia, entonces tienes que usar como trasfondo la Revolución, la Guerra de Castas, el auge de la industria henequenera...

Así que encontrarme con una historia situada en la Francia recién liberada de los nazis me hizo preguntarme: ¿Por qué un yucateco sin relación directa con el conflicto escribiría una novela sobre la Segunda Guerra Mundial? “Oye, pues ¡muchas gracias!”, fue mi respuesta; “porque demuestras que la inspiración no admite que se le aten las manos".

Si el autor es responsable, ubicar el relato en un contexto geográfico, temporal y cultural ajenos al propio llega a exigir más compromiso que elegir un tema, unas circunstancias y una época más cercanos, pues lo obliga a documentarse abundamente para que la ficción salga adelante en un marco creíble y porque no le da la posibilidad de echar mano de personajes, anécdotas, ideas e imágenes que conoce desde la infancia.


No es lo único por lo que le di las gracias a Iván al leer su novela. También lo hice porque:


  • A pesar de que elige a la Segunda Guerra Mundial como marco, no sitúa la historia en los escenarios más comunes del conflicto, como los campos de concentración, el ataque a Pearl Harbor o el desembarco a Normandía. En su lugar elige para arrancar la acción a la Batalla de las Ardenas, un enfrentamiento ocurrido en diciembre de 1944 y enero de 1945 en Bélgica que causó numerosas bajas en el ejército aliado aunque terminó en la derrota alemana, y la masacre de Malmedy, que se dio durante esta batalla y en la que los prisioneros de guerra estadounidenses fueron ejecutados, en una violación a la Convención de Ginebra. Además, elige como principal nazi a vencer no a Joseph Goebbels, Rudolf Hess, Hermann Goering o el propio Adolf Hitler, sino al mucho menos mencionado Joachim Peiper, oficial de las Waffen SS responsable de la masacre de Malmedy.


  • Es una novela de aventuras en la que la acción transcurre con agilidad, incluso en los momentos introspectivos.

  • Hay un juego de tiempos: se intercalan hechos de 1944-1945 con otros de 1939 y 1941.


  • Hay también un juego de voces en la narración: predomina el uso de la tercera persona (voz en off), pero por ejemplo en el capítulo 5 el narrador se dirige en primera persona a Joachim Peiper para relatarnos la crueldad del militar.


  • El respeto por los hechos históricos no le impide tomarse una licencia artística para hacer que pague quien debe…


  • La estructura de la novela hace un círculo y lo cierra.


  • Por frases como: “Un cuervo revoloteó al interior de una campana cargada de grietas y siglos”, “Se tensó en un fatal abrazo con el metal del gatillo”, “¿Por qué la guerra no era como la describían los que nunca habían estado en ella?”, “No sé si murió como héroe, aún no sé cómo mueren los héroes”, “Sabía que la oportunidad de salir con vida se reducía a los milímetros que mide un inexistente milagro”...


(Texto leído en la presentación de la novela, de Iván Espadas Sosa, el viernes 3 de julio de 2015 en el Centro Cultural "José Martí" de Mérida)