sábado, 18 de enero de 2014

El Holocausto sin música de John Williams

Letrero que advierte de la prohibición de bailar swing por
la Cámara de Cultura del Reich, en el Museo de la
Memoria y la Tolerancia de la ciudad de México

El Holocausto podría parecer un hecho histórico lejano en geografía y tiempo para los mexicanos. Por eso uno de los principales méritos del Museo de la Tolerancia y la Memoria en el Distrito Federal  es su capacidad de recordarnos cuán actual y próximo es el germen de la discriminación y el genocidio a cualquier sociedad del mundo.

En los tres pisos del museo, en el centro histórico de la ciudad de México, la mayor parte del espacio se destina a repasar los antecedentes y actos del genocidio judío a mano de los nazis: hay objetos de la época donados por benefactores del MYT, audios y vídeos que dan cuenta de las medidas tomadas contra la comunidad judía, testimonios (varios de ellos en español) de sobrevivientes de los guetos y campos de concentración, maquetas de los sitios de exterminio, un vagón de tren original en que se transportó a los indeseados y espacios consagrados a los protagonistas y las conclusiones de la Conferencia de Wansee, en la que se decidió la “solución final”, y al Juicio de Núremberg.

Vagón de tren en que se transportó gente a los
campos de concentración

Cédulas sobre los participantes en la
Conferencia de Wansee

Al finalizar el recorrido por el área relacionada con el Holocausto (y que concluye con una instalación artística que evoca las chimeneas de los hornos en que se disponían los cuerpos), comienza uno por genocidios posteriores: la antigua Yugoslavia, Ruanda, Guatemala, Sudán, Camboya. Como punto final de la visita se atraviesa una sala que cumple sus objetivos didácticos con carteles y fotografías que exhortan a respetar diferentes modos de ser y pensar.

El MYT también tiene sala de exposiciones temporales, que hasta febrero acoge la colección “Peregrino”, de fotografías captadas por Richard Gere (sí, el actor) en China, India y Tíbet. El valor de las imágenes se antoja anécdotico: por haber sido tomadas por una celebridad internacional y por el acceso a entornos budistas que otro con menos fama tal vez no hubiera tenido. Pero eso no significa que no haya imágenes que cautiven por su espontaneidad y ternura, como la de un monje sobre el que cae un rayo de sol.

Fotografía de la muestra "Peregrino" de Richard Gere
en el Museo de la Memoria y la Tolerancia

Aspecto de la exposición "Peregrino" de Richard Gere
en el Museo de la Memoria y la Tolerancia

Es muy difícil hablar de tragedias sin ser condescendiente con las víctimas, sin reconocer más que defectos en los perpetradores y sin describir los hechos en lugar de jugar con las emociones; sin embargo, el Museo de la Memoria y la Tolerancia lo consigue: su museografía desde luego tiene la misión de agitar conciencias y mover a la acción, pero lo hace llevando un mensaje al cerebro en lugar del estómago. Abundan las cédulas con información profusa y documentada y no se tiene reparo en señalar la indecisión de aliados como Gran Bretaña y Estados Unidos para dar pronto fin al genocidio ni en destacar la colaboración con la causa de personas de otros credos religiosos, entre ellos Edith Stein, judía que se convirtió al catolicismo, profesó votos con las carmelitas y fue canonizada en 1998.


La entrada cuesta 69 pesos, pero el acceso a la sala de exposiciones temporales es gratuito.