viernes, 1 de febrero de 2013

Ambulantes entran al cine


Evelia solloza cuando recuerda la vez que le preguntaron: “¿De qué te sirvió ser el mejor promedio del Cecyt?”. Su historia pudo ser una de superación, la de una chica de escasos recursos de Felipe Carrillo Puerto (en el municipio de Champotón, Campeche) que llegó lejos después de graduarse como la estudiante más avanzada de la clase de Laboratorista en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos.

Pero hoy Evelia trabaja en una papelería de su comunidad. Su deseo de continuar su formación no llegó lejos, ni siquiera a la cabecera municipal
-donde veía más viable seguir estudiando-, porque no podía cubrir la inversión en pasajes, la renta de una habitación, la comida, el material escolar… Así que se quedó en Carrillo Puerto, donde aún confía en que le llegará la oportunidad de seguir preparándose.

Evelia es una de las personas a las que sigue la cámara de “De tres… uno”, documental realizado por participantes en la primera edición de los talleres Ambulante Más Allá, proyecto de capacitación de nuevos realizadores en el género. Intencionalmente se procuró que los beneficiarios fueran habitantes de zonas alejadas de las capitales en Yucatán, Campeche y Chiapas.

Por iniciativa de los yucatecos que integran la primera generación de Ambulante Más Allá los documentales se están exhibiendo en la Cineteca “Manuel Barbachano Ponce” del Teatro Armando Manzanero. Anteanoche se proyectaron dos trabajos de Campeche: “El futuro en nuestras manos” y “De tres… uno”. Este último evidencia la desconexión de las políticas educativas con la realidad del país al ofrecerse títulos técnicos en Informática, Físico Matemático y  Laboratorista a jóvenes que viven en comunidades rurales, donde la supervivencia está ligada al campo. Los propios estudiantes se cuestionan los beneficios de estudiar el bachillerato técnico en esas especialidades si en su comunidad no tendrán oportunidad de ejercerlas. Uno incluso recuerda que del campo sí se puede vivir, siempre y cuando se sepa trabajar.

"De tres... uno" (foto de Ambulante Más Allá).
El título del documental, que dirige Eloi Chávez, alude al seguimiento de tres casos:  Evelia, Andrés, quien abandonó el Cecyt para ayudar a su papá, y Tony, a quien parece sonreírle el éxito académico, lo que no le impide ser crítico del sistema.  La presentación de los testimonios es fluida y hábil para atrapar el interés del espectador. Una escena en particular me pareció reveladora y visualmente hermosa: cuando los estudiantes en uniforme caminan frente a la cámara y al fondo se ven modestas casas en un camino de terracería.

A diferencia de “De tres… uno”, que  dura 29 minutos, “El futuro en nuestras manos”, dirigido por Sara Oliveros, es un documental breve, de sólo ocho, lo que se comprende por su formato, que exige del espectador un esfuerzo de concentración: transcurre en “silencio”, los únicos sonidos son las risas y escasas palabras que se dicen los protagonistas entre ellos y las voces de la selva de Calakmul. No se necesita más para acompañar las imágenes, chocantes y violentas al exponer la contaminación de la zona -que tiene estatus de reserva de la biosfera- y el devenir de tres niños que sobreviven pepenando en el basurero municipal de Xpujil.  Qué escandaloso es ver al camión de la basura expulsando sus desechos en el tiradero, una remisión al acto de defecar, lo que no está muy lejos de ser cierto.

Al final de las proyecciones de anteayer se escucharon comentarios de José Luis Domínguez Castro (en vídeo) y el cineasta Óscar Urrutia, quien elogió la producción y efectividad de los documentales. Se informó que los trabajos de Ambulante Más Allá se proyectarán de nuevo el 10 de marzo en la sala 6 del Centro de Convenciones Siglo XXI, en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán.

"El futuro en nuestras manos" (foto de
Ambulante Más Allá).

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