domingo, 8 de diciembre de 2013

Sonidos del Medio Oriente

Azam Ali, voy de Niyaz (foto de Jean Pierre Hakimian tomada
del sitio web de Niyaz)


Decir que la música es un lenguaje universal capaz de unirnos por encima de nuestras diferencias no sólo es cursi… también es muy cierto.

Y eso se pudo comprobar en la presentación de Niyaz en Mérida, el 23 de octubre en el teatro “Felipe Carrillo Puerto” de la Uady, durante el Festival Internacional de la Cultura Maya.

Niyaz es una agrupación que integran los iraníes Azam Alí (vocalista) y Loga Ramin Torkian, y el afgano Salar Nader que, aunque ahora residentes en Norteamérica, hacen la música con la que crecieron y se identifican. Las piezas que interpretaron esa noche en el abarrotado teatro universitario tienen el inconfundible sabor del Oriente Medio, favorecido por el uso de instrumentos de cuerda (lafta, kamaan) y percusión que de inmediato sitúan en esa región del mundo. Algunas pertenecen a la tradición afgana, kurda, turca e iraní y otras son originales de Azam y su esposo Loga.

Pero no sólo los instrumentos son propios del Oriente Medio, también lo es el idioma en que se canta. Así que esa noche para la gran mayoría de los espectadores (si no es que para todos) la única opción para relacionarse con la música de Niyaz fue dejarse guiar por la voz cálida y singular de Azam y el ritmo de los sonidos de las cuerdas y percusiones, además de un teclado (tocado por el venezolano Brian D’Oliveira). Y es aquí donde se comprobó aquella afirmación cursi pero verdadera, porque, sin necesidad de comprender las palabras, variedad de sentimientos –desde nostálgicos hasta festivos- afloraron con los cambios de entonación y ritmo. Incluso, el público acompañó con las palmas uno de los temas, que al final premió con entusiastas aplausos.

En el cierre, Salar Nader dio un giro a su talento con las percusiones al recurrir a la voz para imitar el sonido de los instrumentos que de costumbre toca; la secuencia de notas repetitivas la acompañó con un movimiento de la mano en el que pasaba de colocarla de lado hacia arriba y de nuevo a un lado, como si acariciara un objeto redondo.

No fue de extrañar que los asistentes aplaudieran ruidosamente a Niyaz cuando llegó el momento de despedirse.


La entrada a la función fue gratuita.