sábado, 10 de noviembre de 2012

El México que vemos






Atávica. Decimonónica. Totalmente pasada de moda. Aficionada al papel, veo cómo se extingue el objeto de mi apego, que ni siquiera lo hace lentamente, sino con la violencia de la gran ola digital.
 Así que encontrar entre las fotos de “El México de los mexicanos” el retrato de un librero abrazado por sus criaturas de papel me alegró, conmovió, entusiasmó, reconfortó… Nos estamos quedando solos, pero seguimos siendo algunos…
“El México de los mexicanos” es una exposición de fotografías participantes y ganadoras del concurso al que Fomento Cultural Banamex convocó en 2009 para “promover la cultura mexicana y contribuir a un mejor entendimiento de nuestra identidad nacional”, según dice el folleto explicativo (otro fósil de papel, ¡oh sí!).
 ¿Y por qué tomarnos la molestia de ir a la Casa de Montejo a  ver la muestra? Te doy mis cinco razones (y que conste que no estoy contando la foto del vendedor de libros):
1) Porque la selección de imágenes que se exhibe en Mérida (una fracción de las que componen la colección) es visualmente atractiva. Algunas fotos tienen un valor más informativo que estético y en otras predomina la belleza del encuadre sobre el mensaje, pero en todas vas a encontrar armonía e impacto.
2) Porque no se limitan a mostrarnos el folclor, una característica que se suele buscar cuando se pretende hablar del “México auténtico”. No pienso que esto sea algo equivocado, pero sí creo que se ha usado tanto que ya es un lugar común. Aunque buen número (tal vez la mayoría) de las fotos expuestas en Mérida fueron tomadas en comunidades indígenas o rurales, hay otras en las que, si no leemos en la ficha técnica el lugar donde fueron captadas, no podríamos precisar en qué ciudad ocurre la escena, lo que nos habla de lo “universal” de nuestra identidad. Ésta es la razón por la que me gustó la foto de unos niños bailando en una sala de la ciudad de México: su entorno los muestra de extracción urbana, clase media, pero con una expresión en la que se puede reconocer desde el mexicano pobre hasta el milloneta y todo lo que hay en medio: parranderos somos y en el camino andamos.
3) Porque hay fotos de especial interés para los que vivimos en la Península de Yucatán, pues fueron tomadas aquí. Una de mis favoritas es la de un grupo de niños vestidos con el traje de mestizo y captados ­ de los hombros hacia arriba, lo que hace sobresalir sus sombreros. Su espontaneidad y el juego visual que se crea por la alineación de los sombreros blancos producen una sensación agradable.
4) Porque está instalada en la Casa de Montejo, un edificio histórico en el Centro que el visitante primerizo (o el que quiera repetir la experiencia) puede recorrer con ayuda de un guía, que le ofrece gratuitamente explicaciones sobre el origen y las transformaciones que ha vivido el edificio.
5) Y porque no cuesta un solo peso visitar la exposición y éste es el último mes que estará instalada.

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