lunes, 19 de agosto de 2013

Una vieja historia contada de nuevo

Álvaro Carcaño al final de la presentación del
monólogo "La misma vieja historia"



Tal vez haya sido por 40 años un actor de Televisa. Tal vez sea más conocido por actuar en programas de los que se cuestione la calidad de su contenido. Pero cuando se ve a Álvaro Carcaño en el monólogo “La misma vieja historia” se comprueba que es un Actor, así, en mayúsculas.

Porque se necesita a alguien con su arte y sus tablas para mantener durante una hora al público interesado en escucharlo solamente a él mientras narra una historia de sobra conocida: la explicación judeocristiana de la Creación y el Diluvio.

No hay adoctrinamiento en la intención del monólogo, los sucesos del Génesis son expuestos como argumento de una cautivadora telenovela milenaria en la que los hechos no siempre son iguales a como están escritos en el Antiguo Testamento.

No toda la obra, que se presentó el sábado 17 en la Cineteca del Teatro Armando Manzanero, es recitada de memoria; de hecho, en su mayor parte el actor lee sus textos, un recurso que es justificado con el hecho de que el protagonista repasa un antiguo manuscrito que llegó a sus manos. La experiencia de Carcaño se pone a prueba cuando, después de hacer pausas para reflexionar o dirigirse al público, debe retomar la lectura; los segundos que pasan mientras encuentra la palabra para continuar no los deja en silencio, sino que, sin abandonar al personaje, pregunta “¿dónde me quedé?” o hace alguna afirmación que demuestra que mantiene el control de la acción.

La obra atrapa por los giros cómicos de los sucesos bíblicos. En la versión de Carcaño (desde hace algunos años vecino de Mérida y de la García Ginerés), la mujer fue creada primero que el hombre y no necesitó que Dios le infundiera el soplo de vida, con lo que “desde entonces la mujer ha hecho lo que se le ha dado la gana”. Al hombre lo crea por su imposibilidad para controlar a la mujer, pero está tan molesto al momento de fabricarlo que lo tiene que rehacer varias veces y al final lo dota de capacidades a medias: puede “medio hacer, medio razonar…”. En esta narración, a Noé le cuesta un dineral la confección del Arca porque debe pagar cuotas no contempladas a organismos como la Profepa, que lo multa por las especies exóticas que lleva consigo. En el relato sobre Caín y Abel cuenta que, después de matar a su hermano, Caín se va a vivir con sus dos compañeras, con lo que da origen al harén, una práctica común en países de Oriente y que en naciones de Occidente se conoce como casa chica, “que suele ser más grande y lujosa que la casa familiar”.

La función comenzó a las 9 de la noche; la Cineteca se llenó cerca de la mitad de su capacidad. La actividad formó parte del Festival de Teatro “Wilberto Cantón” y la entrada fue gratuita.


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