lunes, 24 de marzo de 2014

Cero y ya van tres

Trino en la presentación de su libro "¡Viva la familia!...
pero bien lejos" en el salón Progreso del Siglo XXI
Ha pasado una edición más de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (Filey) y con ella la oportunidad de hacernos de algunos títulos que no son los más comunes de ver en los estantes de las librerías de la ciudad.

Además, en la feria de este año, que en su jornada inaugural nos dio la oportunidad de reír con el dicharache de Trino (él dice que en Yucatán tenemos poca memoria porque insistimos en invitarlo para que nos diga las mismas cosas de siempre, que le seguimos celebrando), quedó resuelta una duda surgida en la primera edición: ¿por qué los libros están tan caros?

Tal vez la respuesta del responsable del módulo de Ediciones Era no represente la de todos los expositores, pero al menos arrojó un poco de luz a la cuestión del precio de los títulos. Este chico, a todas luces conocedor –y me atrevería a decir también apasionado- de su oficio (incluso recitó de memoria un párrafo de “Memoria del fuego” de Eduardo Galeano) no se arredró cuando la desconocida le dijo: “¿Te puedo hacer una pregunta y no te molestas? ¿Por qué tus libros son tan caros?”.

Entonces explicó: Era es una editorial pequeña que no puede competir con otras como Santillana, que “incluso publican libros de superación personal” (alusión directa a Yordi Rosado). Y sí, en el módulo no había títulos para reprocharle a la editorial: traía consigo numerosos de José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Juan García Ponce, Elena Poniatowska, Carlos Monsivais, Juan Gelman y otros más que, como él mismo dijo, no estaban a la vista porque no alcanzaban en el módulo. Un espacio (el de dimensiones promedio de los expositores) por el que  pagaron 10 mil pesos, una inversión a la que había que añadir gastos de alimentación y traslado desde su ciudad de origen y en Mérida, porque la organización de la feria sólo costeaba el hotel y la mitad del pasaje de avión.

Pero en lo que hizo especial énfasis fue en el tipo de obras por las que apuesta la editorial y la cuidada calidad y traducción de las ediciones, un trabajo que requiere dinero y que contrasta con el que hacen sellos como Tomo y Leyenda, que en sus módulos ofrecían obras a 30 y 35 pesos. Puedo dar fe de esto: tengo una edición de “Cumbres borrascosas”  de Tomo en la que el personaje de Catherine es llamado en toda la obra “Catita” (por Cathy).


Una vez resuelto parte del misterio del precio de los libros, en una siguiente edición habrá que averiguar por qué en una feria de la lectura hay módulos de maquillaje, zapatos y bisutería…

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