Escena de “Roma”, de Alfonso Cuarón. Fotografía de Participant Media y Esperanto Filmoj |
No recuerdo qué edad tenía cuando comencé a sentir desencanto por los premios de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, pero sí que lo primero que me hizo dudar de ellos como medida de calidad de un trabajo fílmico era el hábito de reconocer como mejores del año a producciones que perdían o que ni siquiera figuraban en las categorías de actor/actriz principal, guión, fotografía y —a mi juicio, lo más absurdo— dirección. ¿Pues entonces qué hace a una producción la mejor?