Trino en la presentación de su libro "¡Viva la familia!... pero bien lejos" en el salón Progreso del Siglo XXI |
Ha pasado una edición más de la Feria Internacional de la
Lectura Yucatán (Filey) y con ella la oportunidad de hacernos de algunos
títulos que no son los más comunes de ver en los estantes de las librerías de la
ciudad.
Además, en la feria de este año, que en su jornada inaugural
nos dio la oportunidad de reír con el dicharache de Trino (él dice que en
Yucatán tenemos poca memoria porque insistimos en invitarlo para que nos diga
las mismas cosas de siempre, que le seguimos celebrando), quedó resuelta una
duda surgida en la primera edición: ¿por qué los libros están tan
caros?
Tal vez la respuesta del responsable del módulo de Ediciones
Era no represente la de todos los expositores, pero al menos arrojó un poco de
luz a la cuestión del precio de los títulos. Este chico, a todas luces conocedor
–y me atrevería a decir también apasionado- de su oficio (incluso recitó de
memoria un párrafo de “Memoria del fuego” de Eduardo Galeano) no se arredró
cuando la desconocida le dijo: “¿Te puedo hacer una pregunta y no te
molestas? ¿Por qué tus libros son tan caros?”.
Entonces explicó: Era es una editorial pequeña que no puede
competir con otras como Santillana, que “incluso publican libros de superación
personal” (alusión directa a Yordi Rosado). Y sí, en el módulo no había títulos
para reprocharle a la editorial: traía consigo numerosos de José Emilio
Pacheco, Sergio Pitol, Juan García Ponce, Elena Poniatowska, Carlos Monsivais,
Juan Gelman y otros más que, como él mismo dijo, no estaban a la vista porque
no alcanzaban en el módulo. Un espacio (el de dimensiones promedio de los
expositores) por el que pagaron 10 mil
pesos, una inversión a la que había que añadir gastos de alimentación y
traslado desde su ciudad de origen y en Mérida, porque la organización de la
feria sólo costeaba el hotel y la mitad del pasaje de avión.
Pero en lo que hizo especial énfasis fue en el tipo de obras
por las que apuesta la editorial y la cuidada calidad y traducción de las
ediciones, un trabajo que requiere dinero y que contrasta con el que hacen sellos como Tomo y Leyenda, que en sus módulos ofrecían obras a 30 y 35
pesos. Puedo dar fe de esto: tengo una edición de “Cumbres borrascosas” de Tomo en la que el personaje de Catherine
es llamado en toda la obra “Catita” (por Cathy).
Una vez resuelto parte del misterio del precio de los
libros, en una siguiente edición habrá que averiguar por qué en una feria de la
lectura hay módulos de maquillaje, zapatos y bisutería…