domingo, 24 de abril de 2016

Reconocen la trayectoria de Aniuska Torres

La maestra Aniuska Torres con Roger Metri Duarte, Cristóbal
Ocaña (semioculto) y Juan Hernández Islas, de "El Universal"

Umbral, la agrupación de danza que dirige Cristóbal Ocaña, celebró anoche con anticipo el Día Mundial de la Danza con la entrega de un reconocimiento por trayectoria a la maestra Aniuska Torres Santana, el nombre más reciente en una lista que comenzó hace 20 años.

La distinción se otorgó durante una velada en el Teatro Daniel Ayala Pérez en la que después de los discursos –de Roger Metri Duarte, secretario de la Cultura y las Artes; Cristóbal, Mario Jorge García Cecilia, cónsul de Cuba, y la propia Aniuska– los alumnos de ProArte, la academia de la maestra Torres Santana, presentaron coreografías.

El extenso programa (la actividad comenzó 8:05 y terminó minutos después de las 10) fue un muestrario de los géneros que se enseñan en la escuela de danza, pues hubo lugar tanto para “La muerte del cisne” y variaciones de “Giselle” y “La Cenicienta” como para un número de belly dance y uno del musical “Chicago”. Unos más mezclaron estilos, como el que con la música de “Amalia Batista” bailó una de las alumnas más pequeñas con entusiasmo contagioso y la versión de “La Bikina” que, con estilizados trajes folclóricos, presentó un grupo en el que actuó el único alumno varón en la velada.

El número de "La Bikina"
Los momentos mejor logrados fueron aquéllos a cargo de Aniuska Camacho Torres, hija de la maestra y quien con ellos confirmó su condición de joven talento de la danza en Mérida. Antes del intermedio presentó una coreografía moderna de aires melancólinos (de título y autor desconocidos, a falta de programa de mano y de anuncio de los números), en la que la expresión de su rostro contribuyó a poner el ambiente emocional, y tuvo una participación en “Chicago”. El cierre fue el grand pas de deux de “Don Quijote”, que Aniuska interpretó con Mayvel Miranda como invitado en el papel de Basilio.



Aniuska Camacho y Mayvel Miranda en el pas
de deux del tercer acto de "Don Quijote"

La maestra Torres Santana subió a agradecer con sus alumnos al final de la función, en la que los únicos aspectos realmente lamentables fueron los errores en los textos que se proyectaron al principio de la velada en dos vídeos y que fueron desde nombres de ballets mal escritos hasta penosas faltas de ortografía, como aquélla que antepuso una H a "ustedes”.

sábado, 5 de marzo de 2016

"El Corsario" a la yucateca




“El Corsario” del Ballet de la Ciudad de Mérida no pasaría por la producción de una gran compañía, ni siquiera por la de una agrupación profesional, pero hay algo en él que hace que el ánimo se mantenga interesado e, incluso, por momentos entusiasmado.

Ese algo es la confianza con que se desempeñaron sus bailarines, que transmitieron más seguridad y comodidad con sus personajes que en anteriores presentaciones de la agrupación, y, sobre todo,  la intervención de Aniuska Camacho Torres como Gulnara y Moisés Martín como Lankedem. Aniuska evidencia sus raíces en la Escuela Cubana de Ballet con sus veloces jetés, sus equilibradas pirouettes y la fineza de sus movimientos y líneas. Y Moisés destaca por el control de sus saltos y giros, especialmente sus coupé jetés en tournant.

Los papeles principales, de Conrad y Medora, los asumieron Yojan Herrera y Érika Argüelles, también directora del Ballet de la Ciudad Mérida, quien en entrevistas previas destacó el hecho de que se presentaría la obra completa (versión propia a partir de la del American Ballet Theatre) y no una suite, como es lo más acostumbrado en Mérida. Y sí, se respetó la estructura de los tres actos, aunque no la narrativa, pues, por ejemplo, se eliminó el personaje de Alí, algo bastante extraño considerando que el pas de deux más famoso de “El Corsario” es ejecutado por el esclavo y Medora. En la versión de la agrupación yucateca, en este dueto Alí es reemplazado por Conrad, un Yojan que entusiasma con sus saltos y cassioles.

Vestuario y escenografía aún son áreas de oportunidad en las producciones de la agrupación.

La función de este sábado 5 a las 8 p.m. fue la única programada. Los boletos se vendieron en 100 y 80 pesos.


viernes, 19 de febrero de 2016

Gracias por el viaje




Fue una motivación económica, no interés literario, lo que puso en mis manos el primer libro de Umberto Eco que leí. En una visita a la librería encontré un ejemplar con el nombre del escritor a un precio lo suficientemente bajo como para pensar que no me molestaría haber hecho el gasto si al final no me gustaba la obra de alguien de quien sólo conocía su ficha bibliográfica.

Era “La isla del día de antes”. Y sí, el precio no se correspondía con el valor real de la novela. Porque ninguna cantidad puede equivaler a la erudición de la narrativa de Eco, maestro de sintaxis, de vocabulario, de juegos mentales tan agotadores como fascinantes. La leí con avidez –no sin dificultad, cautivada por su lenguaje (la historia está escrita con los términos que se usaban en el siglo XVI), su trama, su humor y el desafío al que alude el título: el protagonista está en un bote anclado a unos metros de una isla en el límite de dos husos horarios; bajar a ella significa moverse entre el hoy y el ayer…

Esas cualidades las volvería a encontrar, en diferentes combinaciones y grados, en los siguientes libros que, ahora sí sin tacañería de por medio, fui comprando donde era posible hallarlos: “La misteriosa llama de la reina Loana”, “El cementerio de Praga”, “El nombre de la rosa”, que me entristeció terminar por habérseme agotado la fuente de aventuras y misterios a la que me había hecho dependiente.

Empecé “Número cero”, pero decidí hacerla a un lado para afrontar el reto de “El péndulo de Foucault”. La noticia de la muerte de Umberto Eco me encuentra en la recta final de esta lectura, que me ha confrontado con mi ignorancia sobre principios matemáticos  y me ha hecho preocuparme por los editorialistas del mundo que diseñan planes secretos y se los atribuyen a los Caballeros Templarios.

Estoy triste porque el abrevadero de aventuras y misterios se ha secado de manera definitiva, pero feliz por las oportunidades que me dio de sumergirme en sus aguas. Buen viaje, Umberto. Adiós, Eco, el erudito.



miércoles, 10 de febrero de 2016

“Spotlight”, una lección de Periodismo




Hay muchas razones por las cuales “En primera plana (Spotlight)” podría ser atractiva para los espectadores: el tema de la historia principal, el ritmo de la narración, el desempeño de los actores… Quienes trabajan en medios de comunicación, en específico periódicos, podrían añadir el interés de ver su día a día proyectado en el cuarto oscuro.

Pero son dos cosas por las cuales quien esto escribe le da especialmente las gracias a la película de Tom McCarthy.

Por sobre todo, le agradezco que se negara a hacer una representación estereotipada de los periodistas, a los que con frecuencia el cine atribuye cualidades que, si bien tienen algunos compañeros de oficio, no son la generalidad. Porque están lejos de ser mayoría los reporteros que son al mismo tiempo hiperactivos, inconscientes del peligro y agresivos e incluso groseros con sus entrevistados y que están dispuestos a ver conspiraciones detrás de cada boletín de prensa. En su lugar, McCarthy nos muestra a gente real, profesionales comprometidos con la calidad de su trabajo y que actúan en consecuencia, sin expresiones histéricas, voces graves ni poses de investigador que se sabe de antemano todas las respuestas. Incluso el personaje de Mike Rezendes que interpreta Mark Ruffalo y que es el más arrojado, por calificarlo de alguna manera, de los cuatro integrantes del equipo Spotlight de “The Boston Globe” se mueve entre los límites creíbles de una forma de ser más extrovertida.

Y dos, le doy gracias por no hacer de la figura de Sacha Pfeiffer (Rachel McAdams) un alegato cliché sobre lo difícil que es que se reconozca el trabajo de una mujer y las lecciones que todos reciben cuando finalmente le dan una oportunidad. De hecho, en toda la película no hay ninguna referencia de género; las personas son valoradas por su entrega y profesionalismo, por su respuesta a las exigencias del trabajo, no por su sexo. 

Por lo demás, es interesante comparar lo que se conoce con otra forma de organización del trabajo e instalaciones: la distribución de los escritorios, la ubicación del conmutador de la redacción, el espacio del propio edificio que funciona como tiendita y cocina, la operación del archivo histórico, su área de prensas...

Y es reconfortante comprobar con la experiencia de “The Boston Globe” que hay esperanza para la prensa en tiempos en que hace aguas el modelo de negocio: su tabla de salvación es hacer buen Periodismo. 

El elenco de “En primera plana” fue considerado el mejor de 2015 por el Sindicato de Actores de Estados Unidos. La cinta aspira a varios premios Óscar, entre ellos el de mejor película.



sábado, 2 de enero de 2016